La sal cristalina del Himalaya se formó hace unos 250 millones de años, cuando los mares primarios se secaron. Es una sal pura, no refinada y rica en minerales. Se extrae, selecciona y se lava a mano, antes de secarse al sol a una altura de unos 3000 metros.
Sin sal no puede haber vida, sin embargo, el consumo elevado de sal es perjudicial para la salud. Esta circunstancia es debida a que la llamada “sal de mesa” tiene poco que ver con la sal cristalina natural. La “sal de mesa” es básicamente Cloruro Sódico y no el tipo de sal que necesitamos para vivir.
La sal cristalina natural es mucho más que Cloruro Sódico, dado que está compuesta no solo por dos, sino por todos los elementos naturales, los mismos, por los que esta compuesto nuestro cuerpo.
Es interesante constatar que nuestra sangre es idéntica al agua salina del “mar primario”. La sangre es una solución de agua y sal que contiene la misma concentración relativa que tenía en la época en que la vida abandonó el mar. Esta agua salina fluye por más de los 90.000 kilómetros de recorrido de nuestras venas, arterias y capilares; asegurando así el mantenimiento del buen funcionamiento de nuestro cuerpo.
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