1. Pies paralelos a unos 30 cm.
2. Brazos estirados hacia delante a la altura de los hombros y paralelos con el suelo, las palmas hacia abajo y los pulgares tocándose.
3. Fijamos la mirada a las uñas de los pulgares.
4. Inspiramos y nos ponemos de puntillas.
5. Exhalamos y bajamos a la posición de cuclillas, manteniendo recta la espalda y los brazos derechos. Juntando las rodillas todo lo que se pueda.
6. Inspirando volvemos a la posición inicial.
7. Exhalando bajamos los brazos y los talones.
8. Se repite tres o cuatro veces.
Sus beneficios:
-Favorece la coordinación del cuerpo y la mente, igualmente favorece la concentración.
-Mantiene el tono muscular de los abdominales y favorece el movimiento de los intestinos.
-Estimula la circulación venosa y el flujo de retorno de la sangre al corazón. Incrementa la extensión de la planta del pie y músculos del tobillo.
Contraindicaciones:
Evitar realizar este Asana si se padecen problemas en las rodillas como osteoartritis, alteraciones en la rótula, si se tienen problemas en las venas profundas de las piernas o trombosis en fase aguda, si se padece vértigo o ciática.
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